28 de noviembre de 2023

Fragmentos de mi libro «Revelación en America»

Revelación en America es, en esencia, una publicación clara, concisa y directa, destinada a todo aquel que le preocupe su suerte y la de los suyos en Estados Unidos de América. Pero no solo en Norteamérica, el libro brinda conocimientos a cualquier persona que en el mundo vea amenazada su estabilidad, prosperidad y derechos constitucionales propios de un sistema democrático; y le arma con argumentos sólidos para defenderse.El libro es, además, un llamado de conciencia a quienes, por apatía o ignorancia, y haciendo mal uso de las herramientas democráticas que le han sido conferidas; propician, a través del voto, su propia caída y destrucción.  –Ahmed Martel

 

 

I. INTRODUCCIÓN

Muy dentro de cada uno de nosotros sabemos que el país no marcha bien, aunque algunos no deseen admitirlo. Y no puede marchar bien por una sencilla razón: no se puede cambiar la ruta que llevó a Estados Unidos a convertirse en la primera potencia económica del mundo, sin pagar un precio por ello. Siempre aprendí que en la vida toda causa tiene su efecto, y el sentido común me dice que si deseas cambiar lo que te ha llevado al éxito, espera el fracaso en retorno. Y es que el modelo económico concebido por los padres fundadores de esta gran nación desde sus inicios: el capitalismo y la empresa privada, el mercado libre, la inversión del capital y los mecanismos que la protegen; la plena libertad política y económica, amparada por un estado de derecho capaz de salvaguardar esa estructura monolítica, está recibiendo el impacto directo de ese “cambio”.

Con estas palabras que hoy inicio mi libro, encabecé tiempo atrás mi artículo titulado: En noviembre, mi voto será por America, el cual sería publicado en octubre de 2012 previo a la contienda electoral por la presidencia de Estados Unidos. Por su vigencia e importancia actual  trataré más adelante algunos de sus fragmentos.

¿Que por qué lo he hecho de este modo? Muy simple. Deseo contribuir a la toma de conciencia sobre un peligro que se cierne sobre Norteamérica y que hemos visto propagarse  rápidamente entre su sociedad: el fantasma de la ignorancia. Uno de los hombres más prolíferos de su época, Simón Bolívar, patriota venezolano y apodado merecidamente como El Libertador por sus hazañas a favor de la libertad en el continente americano, nos alertaría en el pasado lo siguiente: Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción. Sé que más de uno se sorprenderá con lo que voy a decir, pero es importante que lo diga: yo no responsabilizo a Barack Obama por las transformaciones radicales que hemos visto suscitarse en el país bajo su Administración, ni a la gestión de sus predecesores por una sencilla razón: todos han sido elegidos por votantes.

En un país libre como Estados Unidos, donde cada ciudadano con derecho al voto tiene la oportunidad de elegir a sus gobernantes, y absolutamente todos gozan de amplio acceso a los medios informativos y de opinión; no hay justificación para que los electores no puedan emitir un voto consciente y de calidad. Entonces, ¿dónde radica el problema? Pues en que la mayoría no toma ventaja de esas herramientas y se deja llevar por puntos de vista de la prensa, por la gastada retórica populista o argumentos vertidos por sus respectivos candidatos. ¡Craso error!

La prueba de lo que digo, la obtuve días después de las elecciones presidenciales del 2008 cuando realicé una encuesta informal entre unos 60 votantes por el candidato vencedor Barack Obama. Los resultados arrojados me mostraron la luz que buscaba. A la pregunta de ¿qué conoces del pasado de Obama?, me cuesta decirlo, pero 56 personas coincidieron en una misma respuesta: “Nada”. Y entonces me pregunté a mí mismo: ¿cómo pudieron votar por una persona de quien nada sabían?

Tristemente, esa actitud correspondía al patrón sobre el que nos alertaba Bolívar, y que ha propiciado la destrucción de naciones enteras de la noche a la mañana. El mismo que ha permitido a seres habilidosos y sin escrúpulos auto titularse como defensores de los desamparados, con el objeto de someter a millones y rendirlos ante su aureola autoritaria. Y la historia ha demostrado que ningún país que ha padecido ese tipo de fenómenos, ha logrado traer libertad, prosperidad y estabilidad a sus poblaciones; sino todo lo contrario.

Este libro analiza, entre una mezcla de vivencias personales, razonamientos y contexto histórico en que me tocó vivir, lo siguiente:

  1. El Socialismo, como punto de partida.
  2. Del Socialismo al Capitalismo, que recoge el proceso de mi transformación y conversión a la luz.
  3. El Capitalismo como sistema político, económico y social y los peligros que desde dentro amenazan con destruirlo.
  4. ¿Del Capitalismo al Socialismo? En otras palabras, ¿cabe el retroceso en la evolución humana?
  5. Reflexiones, cuya sección es a mi juicio la más importante de todas. Comprende su penúltimo capítulo y no le aconsejo llegar a ella sin haber leído las anteriores.

Note que el vocablo “America” en el título del libro y a través de sus páginas, no lleva acento. Se refiere a la America anglo, a esa America que el propio estadounidense atribuye con orgullo su sentido de patria. Este material constituye mi modesta aportación hacia esa America, al resto de la América continental “con acento”, y a todo aquel que ame la libertad y la justicia en el mundo. Otro detalle que percibirá, es el énfasis realizado sobre ciertos pasajes que considero importantes  en el libro, y los distingo con palabras gruesas para recabar su atención.

Estimado lector, no importa cuál sea su posición política o visión personal, puedo asegurarle algo: más allá de países, gobiernos, sistemas y partidos políticos; usted está en presencia de un libro transmisor de un mensaje fuerte y revelador si se propone descubrirlo. No es un mensaje nuevo, ha permanecido frente a nosotros durante años, quizás toda la vida, aunque la inmensa mayoría de la gente no haya logrado advertirlo. Tampoco es algo que aprendamos en la escuela, pues tiene que ver más con sentido común, que con un programa de estudios académicos. Sin embargo, el haberlo ignorado por desconocimiento o apatía, ha sido lo peor que pudo pasarle  a la humanidad. Su efecto ha sido desastroso y devastador; y el solo hecho de revelarlo como haré ahora resulta imperativo si realmente deseamos traer luz y entendimiento a todo esto, antes que la oscuridad termine por devorarnos.

 

II. EL SOCIALISMO

La burbuja ficticia

La importancia del presente capítulo es relevante si queremos ahondar en la grandeza del sistema capitalista en Estados Unidos. Yo no la habría apreciado en toda su dimensión, si no hubiese crecido bajo la égida de un país comunista que me permitió conocer este otro sistema desde dentro y establecer puntos de comparación a profundidad. Y para quienes piensan que el Socialismo implantado en Cuba es diferente al de la ex Unión Soviética y al resto de los ex países socialistas, les respondo sencillamente que no. Teóricamente, el Socialismo constituye la primera fase de la sociedad comunista concebida por el marxismo y en cada región de la tierra donde se ha establecido, ha compartido en esencia sus mismos principios y propósitos; aquellos contemplados por Karl Marx, Friedrich Engels y Vladimir Illych Lenin. Y en cuanto a ese otro grupo de personas que imagina que solo las naciones subdesarrolladas y pobres son propensas a caer bajo su férula, el presente libro le demostrará con hechos lo contrario. El Socialismo vive, sus latidos no se ven, pero se sienten; su nombre no se dice, es. Y mientras su efecto demoledor se esparce en silencio por el mundo, la ignorancia sobre su naturaleza crece en proporción minando a millones de mentes ingenuas y secuestrando voluntades sin piedad ni freno.

Mis primeros veinte años bajo el régimen socialista dejaron huellas imborrables en mi personalidad y modo de ver la vida. Para quienes desconocen el sistema nacional de enseñanza en Cuba, es importante que sepan que si bien la educación es gratuita para el estudiante, posee un precio incosteable para el ser humano que la recibe. Paradójico, ¿verdad? Me refiero a que cada clase impartida por la escuela, cada actividad programada y ejecutada o palabra expresada por el profesor a sus alumnos, lleva consigo la estampa del adoctrinamiento oficial comunista. Y ese descabellado procedimiento psicológico, es iniciado por el gobierno a edades muy tempranas en el estudiantado y prolongado durante el curso de su vida posterior. Por eso no es difícil comprender que la ideologización de la educación escolar constituye una herramienta vital para la propia supervivencia del Estado Socialista y su efecto se vería reflejado en la formación y desarrollo de esa nueva generación de cubanos de la cual yo no sería la excepción.